Capitanes, remeros y otras especies complicadas

Por Virginia Lancha, sígueme en Twitter

¿Es miércoles? Pues si es miércoles y esta es la hora que dice mi iPhone que es, podría considerarse que me he dormido y ya voy de culo y San Patrás. ¿Y de qué iba a escribir yo hoy? (maldita absenta con Cola-cao): ¡Ah sí! “Autoedición versus edición “tradicional”

Tema peliagudo donde los “haiga”, tanto como que abra la puerta del portal la vecina y te encuentre arreglándole la bragueta atascada al titular de su plaza: difícil salir ileso de esta cuestión sea cual sea el argumento esgrimido.
Existe el concepto de que la auto publicación es una puerta lícita para que cada cual publique su “mierdaca” sin filtros y que un autor que se auto publica es un autor de segunda que, tras intentarlo reiteradamente con editoriales de toda índole que han rechazado sus textos, decide dar salida su obra por sus propios medios, descendiendo el listón de la calidad literaria a niveles del inframundo: y yo digo que eso es INCIERTO COMO AQUELLO DE QUE EL TAMAÑO NO IMPORTA.
Existe el concepto de que todo lo publicado por una editorial como propio ha superado un filtro de calidad suficiente y que por tanto su éxito está prácticamente garantizado, como si no hubiese intereses de apego entre editores y autores así como otras variables de interés: TAN MENTIRA COMO LAS ESCENAS DE CAMA DE LAS PELÍCULAS DE SOBREMESA DE ANTENA 3.
La calidad es relativa y los egos desmedidos hacen muy poco por dilucidar “qué es que” y “a cuánto está el kilo de calidad literaria”. Pongamos un ejemplo: ¿Es menos profesional el emprendedor que confía en una idea que ha valorado como buena que aquel que decide desarrollarla en una empresa por cuenta ajena?
El mundo de la literatura está en constante metamorfosis y como en otras aspectos de la vida puedes elegir ser remero a las órdenes de un experimentado capitán o capitán de tus intenciones, sin que ninguna de las dos opciones pueda ser cuestionada más allá de aquellos que critican todo lo que difiere de sus elecciones por el miedo patrio a elegir el camino incorrecto. Humildemente creo que a veces es positivo ser remero y otras tantas capitán, (AQUÍ VIENE EL CONSEJO SERIO), la auto publicación y la publicación tradicional dependen en gran medida del esfuerzo que el autor invierta en la tarea, sea como remero o como capitán, y en ambos casos el beneficio, tanto económico como en gratificación personal, vendrá determinado por un ramillete de condiciones en las que la suerte se pinta de color verde. Nadie hará tu trabajo porque tú eres el responsable de tu obra y el encargado de mostrarla al mundo. 
Yo soy una autora auto publicada y NUNCA he sido rechazada por una editorial. Mi motivación jamás estuvo ligada al ego, sino al miedo de perder el control sobre mi obra así como poder financiarme con su mercadeo unas vacaciones en un todo incluido. Dos años después puedo asegurar dos cosas: la primera es que soy un capitán con durezas en la mano de tanto remar y la segunda es que las toallas del Meliá no rascan ni pizca. Amiguitos: tomen la decisión que tomen, recuerden que lo importante es que sea la suya: porque no hay cosa peor que los capitanes de cien naves que nunca remaron.
Y mientras tanto: QUE NO ES OS OLVIDE RESPIRAR.

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