Obras completas de Spinoza, por Rafael Robles

El profesor internacional, Rafael Robles, ha analizado al detalle Spinoza la obra de nuestro autor Atilano Domínguez Básalo. En su blog nos deja una estupenda reseña a un libro que tal y como afirma el docente «su relectura fue un placer que me llevó a descuidar, incluso, este humilde blog».

Atilano Domínguez Básalo continúa, desde hace varias décadas, labrando incansable la filosofía de Spinoza, divulgándola a nivel internacional y haciendo más felices a unos lectores atentos que ya no lloran sino que comprenden. Y es que comprender a Spinoza significa entender la vida y su consejo de salvación: sé sabio para ser feliz, es decir, “no llores, no te enfades, simplemente comprende”. Domínguez es el gran mediador del filósofo holandés en la hispanidad; ambos —uno pensando desde la valentía y otro pensándole desde la erudición— ayudan a salir de la tristeza existencial y mundanal tan recurrentes en estos tiempos ajetreados de ansiedades, ambiciones, vanidades y dolor.

A Spinoza hay que leerlo en papel pero si la economía no le alcanza a uno o, como es mi caso, se vive con la maleta a cuestas, es de agradecer la digitalización; más si cabe cuando se trata de sus voluminosas obras completas, traducidas, editadas y comentadas recientemente por Atilano Domínguez Básalo con la meticulosidad del sabio-artesano y del amante esforzado. La tableta, el Kindle y el teléfono móvil me ayudaron a espinozar los tiempos muertos y de ocio. No eché de menos al papel aunque no le haría feos a una nueva lectura en celulosa.

Bien es cierto que desde hace años tengo todos los libros de Spinoza releídos, subrayados y anotados en un estante sagrado de mi biblioteca de España, junto a Dawkins, pero su reedición digital era una tentación irrenunciable a la que sucumbí con ansia. Su relectura fue un placer que me llevó a descuidar, incluso, este humilde blog.

La honestidad intelectual de Spinoza así como su estoicismo ante las adversidades le convierten en el filósofo de la coherencia y en aquel que supo leer los signos de lo que está por venir. Por eso lo leo, lo releo y lo trato de aplicar en mi cotidianidad. Gracias, Domínguez Básalo, por su mediación. Gracias, Spinoza.
Lector: No se lo pierda.

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