viveLibro V: ¿Por qué un hombre de iglesia decide dejar la sotana un rato cada día para ponerse a imaginar?
Jorge González (JG): No la he dejado ni un momento. La sotana no es traba para imaginar. Soy un sacerdote, las 24 horas, que de vez en cuando saca sus ratillos para escribir cosas.
V: En el libro se narran sucesos e historias dentro de las paredes de la Iglesia, ¿son reales o tienen un toque de imaginación?
JG: Todos los sucedidos son reales, vividos por mí o contados directamente por algunos compañeros. Lo que sí he hecho, en algunos casos, ha sido recrear un tanto la historia, adornarla literariamente, para dar mayor sabor.
V: ¿Cuánto tiempo has dedicado a la elaboración de este compendio de relatos?
JG: Han sido como tres meses, aprovechando ratos sueltos.
V: ¿Cuál ha sido la mejor parte de escribir un libro?
JG: En esta ocasión han sido muchas cosas. Para empezar, recordar sucesos me ha llevado a retornar de alguna manera a otras parroquias, a momentos de mi vida que recuerdo con gran cariño, a un reencuentro en el corazón con mucha gente. Ha sido muy grato ir pensando en cómo hacer llegar a otras personas tantos sucedidos y cómo se vivieron algunos acontecimientos. Y luego lo que se aprende, porque en esta ocasión, a base de anécdotas y sucedidos, me he dado cuenta de cómo en mi vida de sacerdote tantas veces yo voy por un lado y la gente por otro, y eso me tiene que hacer reflexionar.
V: ¿Por qué crees que este tipo de historias graciosas y cercanas de la Iglesia no leen en la prensa?
JG: Pienso que se vive mucho de etiquetas y estereotipos, dentro de los cuales el sacerdote pareciera siempre alguien de rostro adusto, mucho culto y quizá hasta ceño fruncido. Sin embargo puedo decir que a vida de un cura y de una parroquia tienen mucho de alegría, de buen humor y hasta de sonoras carcajadas. Pero no es el cliché que destacan los medios.
V: ¿Escribir ha sido una tarea de un solo libro o podemos esperar nuevos proyectos?
JG: ¿A qué hora es la misa de doce? ha sido mi cuarto libro. El primero fue de historia de mi pueblo, «Miraflores en la Sierra», le siguió otro contando mi experiencia de un año como cura chatero Dios se encarnó en un chat, y posteriormente De profesión, cura, donde trato de presentar qué cosa sea un cura por dentro. Además soy bloguero desde hace años en el portal Infocatólica. Quién sabe si me animaré a algún otro libro. De momento no hay nada en proyecto, pero abierta queda la puerta.
