1. Evita el infantilismo: Una cosa es escribir para niños y otra cosa es escribir como si no supiesen nada, porque eso no es verdad. A los niños hay que respetarlos, no tratarles como tontos, porque si se sienten ninguneados no tendrán ningún reparo en soltar tu cuento y no volver a cogerlo nunca. Tenlo en cuenta.
2. Ilusiónales: Los niños son ilusión, son emociones, son ganas de aprender y saber más cosas, y eso hay que explotarlo. Tienes que enseñarles un mundo, que sientan que están en algo totalmente nuevo, en algo totalmente desconocido donde no han estado nunca y que se mueran por descubrirlo. De esta forma les tendrás en la palma de tu mano.
3. No busques solo enseñar: Es evidente que escribir un cuento que tenga cierta moraleja es un plus, pero no puedes dejar que toda la historia se base solo en enseñar sin pararte a divertirles. Primero la diversión, la moraleja cuanto más discreta mejor.
4. Léelo en alto Cuando lo acabes de escribir léelo en alto y mira qué tal te parece. ¿Es bueno? ¿Lo suficiente? ¿Hay alguna parte que suene menos potente? Piensa que muchas veces los cuentos para niños acaban siendo leídos en voz alta, así que si no es suficientemente fuerte no van a querer repetirlo.
5. Disfruta escribiendo. Al final para que surjan las mejores historias es muy importante que te ilusiones tanto como el niño que está leyéndolo, porque si no lo haces tú, ¿quién lo va a hacer?
