Jesús Fdez.-Navamuel: “Estos resistentes han sido ejemplo de cordura e integridad ante tanta injustica”

Nuestro autor Jesús Manuel Fernández-Navamuel se estrena con viveLibro con su libro Los resistentes del pantando del Ebro, un libro con el que Jesús Manuel quiere rendir su pequeño y particular homenaje a todos aquellos “resistentes” que fueron los encargados de construir el pantano del Ebro.

Jesús Manuel ha llevado a cabo una larga y exhaustiva labor de investigación para reconstruir cómo se produjo esa majestuosa obra y a través de valiosas entrevista ha recogido el testimonio de quienes lo vivieron. A continuación, os dejamos con la entrevista completa a nuestro autor quien nos cuenta algunos de los detalles de su nuevo libro.

viveLibro (V): Jesús Manuel, ¿cómo te picó el gusanillo de la escritura? 
Jesús M. Fdez-Navamuel (JMFN): Escribir ha sido una constante a lo largo de mi vida profesional. Hacerlo de forma lúdica tras mi jubilación es como una “obligación” personal para mantenerme en forma. Escribir, relatar es como darme en cada despertar un pellizco. Una voz interior me retumba, un nuevo día te espera, no lo dejes pasar en blanco, cuenta algo, recuerda aquella clase de literatura de sexto de bachiller, revisa la clase de trigonometría de tus quince años, vuela a la escuela de tu pueblo cuando no habías cumplido los diez. Ante esta exigencia no me puedo detener y dejo que mi imaginación no repare en tema, fecha, o personaje. Sin éxito muchos días, algunos, la musa llega y dejo que los recuerdos inunden el papel que tengo delante de mis ojos. Buscar un tema principal y recrearlo con momentos vividos, es mi tarea importante de cada día.

V: ¿Cómo surgió la idea de escribir Los resistentes del pantano del Ebro?
JMFN: El documental Dónde aprendiste a vivir fue como una espoleta que despertó mis sentimientos dormidos durante tantos años, durante toda una vida. Ver y escuchar contar historias a seres queridos, con tanto aplomo, con tanto sentimiento, con cordura extrema, sin acritud a pesar de las dificultades vividas cuando aquellos hechos sucedieron, con gran serenidad de espíritu, con una lección de altura de miras, con un sentido de responsabilidad ciudadana, me dije, esto hay que contarlo. Y sin perder un minuto más comencé a recabar información, a conocer a los protagonistas en primera persona, a escuchar sus vivencias, a repasar en definitiva sus vidas que llevan grabadas en su mente de forma nítida. Conversar con vecinos que superan los noventa años y lo hacen con lucidez y frescura es reconfortante.

Los setenta años del cierre de la presa, las inquietudes de algunos nostálgicos que nacimos en el filo de aquellos años se pusieron en marcha y como el Ebro cuando se hacía bravo cuenca abajo, cayó en mi persona la responsabilidad de acercar a las gentes de la comarca los silencios de tatos años. Como resultado de estas inquietudes, de aflorar documentos guardados con celo por mis antepasados, de debatir con otras visiones de aquellos momentos, he llevado a término este documento que ha sido muy bien valorado y aceptado por las gentes que en primera persona o como hijos y/o nietos de aquellos héroes, lo han estrujado entre sus manos. La presencia multitudinaria en la presentación del texto en Reinosa el día 18 de agosto ha sido un estímulo que ha desbordado cualquier previsión realizada con anterioridad.

Lo importante, lo que queda, son las historias heroicas de los protagonistas. No se podía esperar más. Había que contarlo ya. El racimo de hermosas “cerezas” que componen nuestros formidables anónimos debe ser conocido por todos. Nos quedan pocas cerezas. Va por vosotros, Amparo, Remedios, Donato, Juan Manuel, Audelino….

V: ¿Qué van a encontrar los lectores en este libro?
JMFN: Que no busque el lector virtuosismo literario, el autor solo puede aportar recuerdos, respeto y en el límite emociones que para los que han nacido en esta tierra afloran de forma espontánea.

En el recorrido de las 272 páginas se desgranan momentos históricos desde el comienzo del diseño del pantano. Se ambientan los primeros años del proyecto en la forma de vivir de aquellas gentes en un valle con inquietudes por la educación, por la calidad de vida, por el progreso, con una cuerpo social homogéneo, bien estructurado.

Con una convivencia pacífica y finalmente con un nivel de vida superior a la media nacional de aquellos años, la amenaza de los años veinte parecía que no podía llegar a buen término. La creación de la Confederación Hidrográfica del Ebro en 1926 fue la sentencia definitiva. Las zozobras a nivel país que vivimos en los años treinta paralizaron los avances de las obras. Con el nuevo régimen, aquellas obras detenidas eran una mecha que había que “prender” para dar credibilidad a la dictadura y sobre todo reafirmarse los dirigentes políticos, que sus políticas autárquicas eran acertadas. Y no se escatimaron formas y métodos para hacer de aquella magna infraestructura una bandera nacional. Eran tiempos de oscuridad y plomo. Y a pesar de aquellos silencios forzosos que tuvieron que vivir los resistentes de esta tierra, hoy pasados setenta años, se mantienen lúcidos, nos cuentan los momentos “buenos”, que alguno hubo. El resto de trances durísimos no han conseguido que sus mentes se deterioren.

Querido lector, te vas a encontrar con unos seres humanos superiores, generosos, rozando el altruismo. Son nuestros héroes. Los respetamos con afecto y cariño.

V: ¿Qué es lo que te ha resultado más difícil y más fácil de escribir este libro?
JMFN: No he tenido dificultades para desarrollar este modesto trabajo. Allí donde he acudido siempre he tenido facilidades de las personas que sabían de mis preguntas. A partir de esta realidad sólo me quedaba saber hilvanar de la forma más inteligible lo que quería contar. Asociar los conceptos homogéneos en capítulos diferenciados ha sido la tarea más compleja. Cómo vivían nuestros antepasados a comienzos del siglo pasado, las escuelas y su evolución cuantitativa a lo largo de los años, vidas heroicas de personas singulares, anécdotas impactantes de los que se quedaron y de los que tuvieron que salir en busca de mejor vida. Lo más importante y reconfortante, los resistentes a los que hemos puesto nombre y apellidos. Resistentes que han sido ejemplo de cordura e integridad sin deteriorarse ante tanta injusticia. Ellos han permanecido fieles a sus orígenes, fieles a tus tradiciones, fieles a su terruño. Solo me queda darles las gracias por tanta generosidad y afecto mostrados hacia mi persona.

V: ¿Qué le dirías a los lectores para que se llevaran Los resistentes del pantano del Ebro a casa?
JMFN: Querido paisano, como muy probablemente tú, yo nací en casa que mis padres y abuelos tuvieron que derribar. Esa realidad vital “marca” para toda la vida. Y cuando ese hecho irreversible se produce y tú nada puedes hacer por evitarlo, “algo” interiormente se rebela contra lo que para ti es una injusticia. Nunca la Administración ha hecho tanta dejación de sus atribuciones de asistir a sus ciudadanos, como la que ha practicado con las gentes de nuestro valle. Entraron y arrasaron como elefante en cacharrería. Valoraron nuestros bienes, que eran nuestro modo de vida, nuestro modo de subsistencia, a la baja, en el año 1928. Lo pagaron en “cómodos” plazos en los años cincuenta. Una mañana del duro invierno de 1947, un escueto bando anunciaba que la presa se cerraba y las aguas comenzaban a subir: amigo marcha, huye de esta tierra que ya no es tuya. Si quieres conocer algunos detalles de este desgarro y emocionarte con ello, te invito a que leas lo que me han contado unos seres superiores que permanecen en pie, cual indomables y resistentes juncos. Con afecto y mirando al futuro…

P.D. Si con la lectura de este sencillo trabajo, otros afectados se animan a contar sus vivencias por circunstancias similares, será otra buena razón para recordar a las autoridades competentes, a las que mandan ahora, que las injusticias no prescriben. Que es una obligación moral, una obligación de justicia, reparar el daño y el dolor allí donde se ha producido.

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