Gracia, Vera y Dionisio el Tigre de Juan Méndez Aspano

V: Juan, no paras de escribir libros ¿de dónde sacas el tiempo?

Re: Debo darle las gracias a esta pandemia que nos ha confinado. Y como dice el dicho: “Cuando el diablo no tiene que hacer…”. Por mi parte, debo decir que cuando escribo, mi imaginación vuela allá donde me gustaría estar, haciendo lo que me gustaría hacer. No creo que sea una virtud sino una manera de salir de mí mismo.   

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V: ¿Vivir y escribir en época del Covid19 te ha hecho replantearte algo?

No me he replanteado nada nuevo, pues mi vida es muy sencilla y no tengo grandes retos a los que enfrentarme

V: “Gracia, Vera y Dionisio el Tigre” ¿Explicamos de donde viene este título tan original?

RE: Son los protagonistas de esta historia que, como se puede ver es la misma que han vivido numerosas personas del mundo itinerante del Circo. Y debo señalar que no es ni la décima parte de lo que ellos, los auténticos artistas de ese fascinante mundo, han tenido que vivir, a veces a la fuerza.   

V: ¿Qué van a encontrar los lectores en esta obra?

RE: Me gustaría que se asomasen y vieran, disfrutando eso sí, de sus muchas situaciones críticas en momentos difíciles, sus peculiares aventuras y desventuras. Y provocar con ello, su admiración y comprensión, ya que la vida nómada del Circo no les da muchas facilidades. Es necesario tener y ser de una madera especial y para entender mejor su situación, pensemos en sus hijos que han de seguir sus estudios como aquel que dice: “a salto de mata”.   

V: ¿Es conveniente que los padres orienten a sus hijos hacía una profesión o unos estudios en concreto?

RE: En una familia asentada y bien enraizada, no es difícil. Sobre todo si los padres ya gozan de un estatus sólido. Pero en el caso que comentamos: el Circo, resulta verdaderamente heroico encauzar a los hijos en una profesión que no sea la que viven cada día en el transcurso de las actuaciones artísticas, la preparación y montaje de la carpa y el suministro diario de víveres y otros elementos necesarios. De cualquier modo, encauzar hacia una profesión a los hijos, no es fácil, porque es necesario respetar sus cualidades, sus apetencias y su disposición para el mundo laboral. En otros tiempos, era frecuente que el mayor de los hijos heredase la profesión del padre o de la madre, según se tratase de varón o mujer. Y ahora, en el momento actual y deslumbrados por sueldos que sus padres jamás llegaron a soñar, se embarcan en aventuras estúpidas en muchas ocasiones, con el propósito de obtener pingües salarios, aunque para ello tengan que sacrificar su libertad.

La sociedad les ha convertido en “buscadores de tesoros”, sin importar demasiado qué han de hacer o a qué renunciar, para conseguirlo. Y de ese modo, echamos de menos a los buenos trabajadores, artistas, artesanos de lo cotidiano y obreros comprometidos con su oficio. El afán de posesión de bienes y pertenencias más o menos lujosas que hablen bien de su posición, les ciega y pierden con mucha facilidad el objeto de la vida que les ha tocado vivir. En suma, les mueve el puro egoísmo cayendo en un hedonismo superficial y vacío de contenido.  

V: Arte, artesanía, y oficio ¿Se parecen o son cosas muy distintas?

RE: No creo necesario separar estos conceptos, pues uno no existiría sin el otro. Aunque en todos ellos es necesaria la presencia del ser humano y por ende, pienso que constituyen la verdadera personalidad de cada sujeto, de cada individuo, que como decía mi maestro don Emilio Ordóñez: “Cualquiera puede ser un artista si hace bien su trabajo”. Pues todos estos conceptos, tan sólo se dan en la especie humana.   

V: Todos tenemos historias que contar ¿Debería ser “obligatorio” escribir un libro?

RE: “Escribir un libro, tener un hijo y plantar un árbol”. Tras esta clásica cita se esconde el deber y obligación del mantenimiento, no sólo de la especie, sino del planeta en el que estamos como parásitos. De ese modo, seremos capaces de vivir en el planeta, la madre  Tierra, mejorándolo en lo posible y por supuesto, no deteriorándolo, pues si como parásitos patológicos en que nos hemos convertido llegamos a destruirlo, eso significaría el suicidio de toda una especie: la humana. Porque el planeta seguirá existiendo con nosotros o sin nosotros. Como ya ha ocurrido con otras muchas especies.  

Pero no debemos olvidar, que esta “madre” se ha deshecho de aquellas especies, vegetales o animales que resultaron dañinas para ella. Por lo tanto, no nos creamos los “reyes de la Naturaleza”, ni mucho menos. Porque la especie humana lleva el mismo camino que otras muchas especies que ya han desaparecido.       

V: ¿Por qué debería leer “Gracia, Vera y Dionisio el Tigre”?

RE: Creo que en la mayoría de las novelas vemos reflejadas las experiencias personales de sus escritores. El hecho de su lectura nos enriquece y en muchas ocasiones, nos anima a seguir la cotidianeidad de nuestras efímeras vidas. Seamos sabios y aprendamos de las experiencias ajenas, porque tener que aprender en la dura “escuela de la vida”, no es nada agradable sobre todo para algunos grupos sociales que han tenido que aprender a través del sufrimiento por hambres, enfermedades y guerras.   

En los libros encontramos nuevas ideas, nuevas situaciones y soluciones a conflictos personales y sociales. Aprovechémoslo para no caer en los mismos errores…

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