A Ana Mato

Por Manuel Enríquez, sígueme en Twitter

Cuentan que en Pozuelo un día, 
un alcalde
 tan sólo y mísero estaba, 
que tan solo se alegraba,
cuando el cerebro de Gürtel,
 Luis Granados,
le invitaba
a los viajes que gozaba
a gastos todos pagados,
sin pudor,
como cualquier senador,
o cualquier diputado
que viajan gratis total
a cuenta de papá Estado.

Y que mientras, su señora,
la de sanidad ministra,
hasta ahora,
preparaba el equipaje
metiéndolo en el garaje.
Y con mucha mala vista
 no acertaba
a valorar
si lo había de guardar
en la trasera del Twingo
o en un Jaguar plateado
que en lugar del Twingo estaba
en el garaje aparcado.
Y entre los viajes y coches
algún euro se escapaba
para poder financiar
la campaña electoral
del partido que mandaba
en esta Comunidad
que es Madrid la capital,
el partido Popular
el de Rajoy y Esperanza.
Pero lo dice un refrán:
“Que el diablo tiene una capa
que en ocasiones te tapa
y que en otras te destapa”.
Y el diablo se apareció
y la capa levantó
dejando al aire los culos,
evidenciando mentiras,
de estos tipejos corruptos.
 Que fue un juez llamado Ruz
el que dijo
“Sea la luz”,
y aunque alguno le maldijo,
nos desveló a muchos hijos
de puta,
que trincaban sin recato
de forma bastarda y bruta
entre ellos el alcalde,
de Pozuelo,
el marido de Ana Mato 
caballero de altos vuelos,
llegada a esta situación
a la querida ministra
no le ha quedado otra opción
que tirar de dimisión.
¡Ya era hora!
Y como dijo Andrea Fabra,
según sus propias palabras:
¡Que se joda!

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