Juan Méndez Aspano: “En esta segunda parte Manuel será protagonista de sucesos y sencillas aventuras en las que nunca le faltará el afecto de los suyos”

Nuestro autor Juan Méndez Aspano continúa con su trilogía sobre Manuel, el protagonista de su historia que ya conocimos en su primer libro Manuel, el chico del alba. A través de esta segunda parte, La mirada de Manuel, los lectores encontrarán la evolución de este muchacho y en este caso vivirán con él su paso del pueblo a la ciudad además de otras muchas más peripecias y vivencias que nuestro autor nos relata en este libro.

A continuación os dejamos con la entrevista completa donde el mismo Juan nos desvela algunos detalles de esta segunda parte.

viveLibro (V): Juan, ¿qué van a encontrar los lectores en esta segunda parte de tu trilogía, La mirada de Manuel?
Juan Méndez Aspano (JMA): Serán testigos privilegiados de la manera en que Manuel ve la vida. Podrá ver la diferencia entre lo vivido en el pueblo con los abuelos y lo que, de manera sorprendente encuentra en la ciudad. No le faltarán nuevos amigos que le enseñarán a jugar de otra manera distinta. Y su evolución que sin hacerse preguntas, le va modelando conforme a los usos y costumbres del nuevo escenario que ha de compartir con otros amigos. Será protagonista de sucesos y sencillas aventuras, pero nunca le faltará el afecto de los suyos, que es la base de su desarrollo intelectual.

V: En comparación con la primera parte, ¿qué es lo que más y lo que menos te ha costado a la hora de escribir La mirada de Manuel?
JMA: Desde el principio, la personalidad y el carácter de Manuel, ha sido el objetivo principal que me propuse, por tanto el camino ya queda señalado y tan sólo resta fijar las distintas situaciones por las que ha de pasar aprendiendo siempre de sus amigos y familiares. Así, mi trabajo resulta mucho más fácil. Después, sólo hay que dejar volar la imaginación y la fantasía que cualquier niño de su edad posee, y por ello se impone relacionarse con chicos de esa edad que le facilitarán a cualquiera un extraordinario material.

V: ¿Qué parte de la vida de Manuel es con la que nos vamos a encontrar?
JMA: Indudablemente, será la más delicada en cuanto a la formación de su personalidad. Es el encuentro con el colegio, con los maestros, tan diferentes al suyo, Don Camilo y los nuevos compañeros estudiantes como él mismo. En esta ocasión, Don Hermenegildo será el sustituto de su querido maestro del pueblo, pero ambos poseen una enorme capacidad como pedagogos dando siempre ejemplo en el trato y la enseñanza.

V: ¿Hacia qué lugares nos transportará esta segunda parte?
JMA: Es muy fácil reconocer que el relato es muy localista geográficamente hablando, pero se van a explorar las más diversas relaciones anímicas de la mano de las hermanas Romero, vecinas y amigas. Será el convencimiento de que las estrellas seguirán siendo su guía ayudadas por otros personajes, ficticios o reales, que pondrán su aportación como educadores. Las fantasías más inocentes se entremezclan con algunos fenómenos que se podrían calificar de paranormales, pero eso lo dejo a la imaginación del lector.

V: ¿Qué otros personajes acompañan a Manuel en esta segunda parte?
JMA: La descripción de la familia que le acoge es ya un cuadro importante de personajes, pero a ellos es necesario añadir a los vecinos que conviven en el mismo piso y en el mismo portal, y entre todos estos hay que destacar a su amigo Paco, algo mayor que él, pero que será quien le instruya y le introduzca en la pandilla con el resto de los “amigos de la calle”.

V: ¿Qué le dirías a los lectores que todavía no conocen la historia de Manuel para que se lleven, no solo esta segunda parte, sino también la anterior a casa?
JMA: Todos sabemos por propia experiencia que no debemos empezar a construir la casa por el tejado. Éste sería el caso de la trilogía. Conocer la evolución de Manuel, su desarrollo y su misión, que conformará la tercera entrega, procurará al lector una visión completa del proceso. Pero podemos recrearnos en la contemplación de una sola parte, disfrutarla y recrearnos en ella, pero será una visión miope que no le permitirá ver en su totalidad el milagro de la evolución de la mente de un niño, de su fantasía, de sus deseos y sus proyectos. Por todo ello, les diría: “No te lo pierdas”.

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