A lo largo de El mantón de la fornarina, nuestra autora nos muestra una lucha por la supervivencia a través de sus personajes y en esta entrevista que os dejamos a continuación nos adelanta pequeñas pinceladas de su nueva novela, con la que se estrena con viveLibro.
viveLibro (V): Cristina, ¿cómo surge tu pasión por la literatura y cuándo decides dar el paso de publicar?
Cristina Barcala (CB): No hay un momento preciso que fije mi gusto por las letras. Simplemente, me ha gustado mucho leer desde niña y he tenido cierta facilidad para escribir. El hecho de haber estado lejos de mis padres desde joven, me ha hecho mantener una correspondencia frecuente y muy extensa, especialmente con mi padre, que escribía pequeños cuentos y obritas teatrales para representar en reuniones de familia. Él era de Navia (Asturias) y según dijo siempre, familia del poeta Campoamor por parte de su padre.
V: ¿Cómo surge la idea de El mantón de la fornarina?
CB: La idea de El mantón de la fornarina, surge al contemplar muchas veces el precioso mantón que mi padre regaló a mi madre por los años 50 del pasado siglo. Lo adquirió en una subasta, en Montevideo. Perteneció a una señora española, que lo había traído de España y al parecer, siempre había dicho que perteneció a «La Fornarina». Observando las fotos que existen sobre la famosa cantante y bailarina, he creído apreciar que se trata en efecto, de uno de sus mantones. Desde ahí, la imaginación ha ido por otros derroteros, con el hilo conductor del mantón.
V: ¿Qué van a encontrar los lectores en este libro?
CB: Los lectores van a encontrar en esta novela, la historia de una de tantas mujeres supervivientes de una época, que aunque lejana en el tiempo, tiene muchos puntos en común con la actual lucha feminista por la igualdad, el respeto y la autonomía económica, el trato paritario entre hombres y mujeres. Encontrarán por el camino muchos de los acontecimientos históricos ocurridos en España, a los famosos toreros, a la generación del 27, poetas, pintores, escultores, a la II República, la Guerra Civil, el exilio, las ausencias de los que se vieron obligados a irse del país. Éstas últimas, son comunes a quienes se fueron por motivos de discrepancias políticas, como a los que partieron por razones económicas, buscando una alternativa mejor a la que les brindaba la miseria en su país (que por otra parte, era común a toda Europa).
V: ¿Qué parte de ti y de tu historia tiene El mantón de la fornarina?
CB: Todo escritor se apoya en sus vivencias y también en sus investigaciones. En sus vivencias, para todo aquello que tenga que expresar con emociones, y sentimientos; en investigación, para lo que se refiera a hechos históricos reales. En ese sentido, la novela es el fruto de la mezcla de ambas. Al proceder de una familia española que emigró a América, siempre he sentido como propias las ausencias, las nostalgias de mis mayores, que no dejaban de entristecerme.
V: En todo el proceso de creación del libro, ¿qué es lo que más y lo que menos te ha costado a la hora de escribir?
CB: Realmente, no me ha costado mucho escribir esta historia. Me gustan los temas que se tocan, me interesan todos ellos, e indagar sobre hechos, fechas y situaciones, ha sido un placer. Tal vez lo más dificultoso haya sido imbricar lo real con lo ficticio, de manera que parezca todo ello perfectamente creíble.
V: ¿Tienes otros proyectos literarios en mente?
CB: Como artista plástica que soy, interesada además por la música y la danza, así como por la obra literaria, siempre hay cosas bullendo en mi mente. Esta es la segunda gran novela, que ha seguido a la primera, ATAURIQUE. Pero hay una serie de cuentos no publicados, alguna otra novela corta, que podrían ser el punto de arranque de una tercera novela más larga. Pero no es óbice para que se me ocurran al menos dos o tres ideas más cada pocos días. La vida te sale al paso y supera a tu imaginación muchas veces.
V: ¿Qué le dirías a los lectores para que se llevaran este libro a casa?
CB: A los lectores les diría que si quieren conocer cómo era la vida cotidiana en los primeros años del siglo XX en España, cómo vivía la gente humilde y la más acomodada, se sumerjan en esta novela, a vivir junto a nuestros protagonistas sus andanzas. La lucha por la supervivencia era entonces una cuestión de vida o muerte y en eso, el paralelismo con la tauromaquia: la mayor parte de los toreros surgía de la extrema necesidad. Era un acto desesperado por sobrevivir, por sacar a la familia de la miseria, para lo cual no se necesitaba ir a la universidad. Un duro aprendizaje de efectos muy inmediatos y casi prematuros. Muchos toreros debutaron siendo menores de edad, como nuestra protagonista, Rocío Montenegro. El lector va siguiendo su estela, viendo cómo se hace fuerte, cómo afronta la persecución política y represiva hacia su arte, cómo vive el exilio y valora la solidaridad de países como México. Cómo a veces, por el camino se pierden afectos irremplazables y cómo se intentan sustituir por otros, sin conseguirlo nunca del todo.