viveLibro (V): ¿Cómo describirías tu libro Interhumania?
Javier M. (JM): Es un ensayo que presenta un modelo de cómo funciona la sociedad, y que cuestiona la importancia de las élites mientras que promueve un poder mucho más distribuido entre todos los ciudadanos. Interhumania es el macroindividuo que surge de esta conexión múltiple, en el que los mandatarios toman decisiones importantes pero siempre al servicio de este engranaje, del que son piezas y no directores. Una vez propuesto esto, el libro analiza una serie de pormenores de la red humana que afectan a nuestra forma de actuar, sobre todo para intentar preservar la libertad de pensamiento y la salud. A la alta sociedad no le hará gracia que se le diga que no manda tanto y las clases medias-bajas se quejarán de que no pueden focalizar sus quejas en alguien si no tiene cara, nombre y apellidos. Por ello, puede que el modelo Interhumania no satisfaga a nadie pero creo realmente que en muchos aspectos explica mejor lo que nos ocurre que el modelo clásico piramidal.
V: En la portada aparece la frase «como sobrevivir a la civilización», ¿crees que hoy en día no vivimos sino que sobrevivimos?
JM: Créeme si te digo que esta frase no es un simple gancho para atraer la atención del comprador. A priori, deberíamos estar viviendo una era dorada gracias al progreso tecnológico y los derechos humanos. Sin embargo, hay demasiados indicadores sociales que nos dicen que esto no es así. La adquisición de hábitos no saludables incluyendo compensaciones exógenas de felicidad (café, alcohol, tabaco, antidepresivos…), pérdida de valores éticos e incremento de enfermedades mentales son hechos universales.
V: ¿Qué problemas se sufren en la sociedad actual?
JM: Los jóvenes tienen dificultades extremas para realizarse laboralmente porque su puesto ya ha sido optimizado. Se está reduciendo el mundo interno de las personas debido al gigantesco y continuo bombardeo de datos fomentado por las tarifas planas de telefonía y software adictógeno como Facebook o Whatsapp. El nivel de crispación pública que se observa en las calles y en internet es simplemente inaceptable. Hay una pandemia de enfermedades «de exceso» como la obesidad y las cardiovasculares que no solo acortan la vida sino también la juventud. Por supuesto que no es comparable a sufrir la hambruna extrema de una postguerra pero si consideramos la vida en plenitud que teóricamente podríamos alcanzar, este maremágnum de influencias empeoran drásticamente nuestras vidas de un modo evitable.
V: ¿Crees que la sociedad se puede mejorar?
JM: Mi primer impulso ha sido decir rotundamente sí, porque claro que hay rango de mejora en muchísimos parámetros. Aunque no creo que sea tan fácil de llevarlo a la práctica. Dependerá de un esfuerzo de todos consensuado guiado por líderes de calidad para alcanzar un grado de madurez social. Las mentes de la población son los verdaderos diques sobre los que descansan las mejoras sociales. Los ciudadanos deben conseguir centrarse en sus verdaderos objetivos, compatibilizar compromiso y libertad, y disminuir la crispación automatizada que existe actualmente. En cualquier caso hay un enorme déficit de personas influyentes que se comporten como modelos a seguir y un exceso de modelos de los que huir.
V: ¿Cómo un Doctor en Biología Molecular acaba escribiendo un libro sobre la sociedad?
JM: Sabía que en algún momento me preguntarían eso y espero que nadie se lo tome como intrusismo profesional. Al principio cuesta, porque uno se dedica en el día a día a otras cosas, pero a veces las inquietudes personales le sacan a uno del camino profesional marcado y decide darles cabida. En cualquier caso, la transmisión de conocimiento de un área a otra ha sido una vía de enriquecer la cultura, y la historia está trufada de casos. En cualquier caso hay una justificación aún mayor. En mi campo académico se está llegando a la biología de sistemas, donde se estudian millones de moléculas bioquímicas que interaccionan entre ellas al servicio de la vida. Es un hecho que la ciencia de sistemas está funcionando como un puente que favorece este paso entre campos de conocimiento históricamente separados y que yo mismo he utilizado durante la confección del libro.
V: ¿Qué usaste para inspirarte?
JM: La fuente de inspiración inicial fueron las ganas de analizar las razones de la insatisfacción de la sociedad. Los bocetos iniciales se centraron en la caracterización de las élites y de cómo librarse de su yugo para ser más felices, mucho antes de que surgiera el movimiento 15-M. Con el tiempo, el libro fue mutando durante un largo proceso hasta llegar al modelo Interhumania en el que poder está más distribuido. Ha sido un viaje duro pero placentero por todo lo que he aprendido y que espero poder transmitir al lector.
V: ¿Cuál es la trama del libro?
JM: La trama del libro es muy ecléctica y con muchos vínculos entre áreas del saber que quizá habían pasado algo desapercibidos, como los existentes entre presión social y salud. La necesidad de descubrir y contar cosas que pueden mejorar la vida de los lectores es una fuente de inspiración inagotable. Así he podido entender ese otro tipo de yugo que no solo depende de la «casta» política o empresarial sino que también implica a los ciudadanos de a pie. En cierto modo, se me puede considerar como un post-indignado.
V: ¿Tienes nuevos proyectos en mente?
JM: Sí, y alguno ya en fase inicial de escritura. No me gusta mucho anticipar datos para que el proyecto se desarrolle con naturalidad pero me interesa el impacto de la transmisión de ideas virales a través de redes humanas hiperconectadas y las consecuencias en nuestras vidas. Me parece un tema efervescente del que hay que escribir hoy en día porque lo estamos viviendo en tiempo real. Es como hablar de alquimia en la edad media o de La Enciclopedia durante la Era de la Ilustración. Hay que aprovechar este momento.