Pero ser escritor, aparte de no ser sencillo, tiene una serie de desventajas que no todo el mundo se para a pensar y que todos debemos tener en cuenta a la hora de valorar su trabajo. A continuación os explicamos cuatro de ellas, porque la fama cuesta y, es más, no siempre conseguiremos el éxito con nuestras obras.
1. Es una tarea que te acompaña durante todo el día: cuando escribimos un libro no podemos parar de pensar en él. Incluso cuando estamos con nuestros amigos, nuestra familia, o viendo la televisión, nuestra mente está abierta a encontrar nuevas ideas y resulta muy complicado desconectar por completo. El éxtasis de encontrar una idea nueva para nuestro libro es increíble, pero a veces nos gustaría también poder desconectar sin tener un sentimiento de culpa.
2. Esfuerzo con recompensa incierta: el esfuerzo puede no ser premiado cuando eres escritor, es decir, por mucho que estemos contentos con el resultado final de nuestro libro, novela o poemario, es el público quién marca la aceptación de nuestro libro y, por tanto, el dinero que podrá generar en el mercado.
3. No todo es escribir: es necesario tener nociones de diversas materias como la maquetación, diseño gráfico y, aún más importante, de marketing. Ya que si recurrimos a la auto-publicación tenemos que ser capaces de dar difusión a nuestro libro en un mercado muy saturado y poco flexible como es el editorial.
4. Bloqueos: ¿quién nunca se ha puesto delante de una hoja y no le ha salido ni una sola palabra? Esto nos ha pasado a todos, pero son muy pocas las personas que entienden la frustración que esto supone para nosotros y la presión que podemos llegar a sentir.
Nuestros autores son los que mejor entienden algunas de estas desventajas a la hora de ponerse a escribir y también a la hora de seguir llevando la vida que esta profesión requiere, sobre todo si ya ha tenido la oportunidad de escribir y publicar más de un libro. Este es el caso de nuestro autor Alberto Hidalgo, autor de El mañana será mejor o Al otro lado del arcoíris.
