Isabel Enciso: “Si uno no se queda en la literalidad encontrará un mensaje claro que le sirva”

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Isabel Enciso se estrena con viveLibro con su nuevo libro de cuentos Fosfenos y volvoretas, una obra quizá peculiar por su título y sorprendente por su contenido pero sin duda se trata de un libro en el que todos aquellos lectores que lo tengan en sus manos, si van más allá de lo literal del cuento, podrán encontrar a través del humor un mensaje sencillo que seguro les servirá en la vida.

Nuestra autora nos cuenta a través de esta entrevista que los cuentos de Fosfenos y volvoretas son lo suficientemente abstractos para que cada uno saque su propia conclusión. A continuación, Isabel nos desvela algún detalle más sobre su nuevo libro y sobre todo el proceso de creación.

viveLibro (V): Isabel, ¿cómo surge tu afición por escribir y cuándo decides dar el salto de publicar?

Isabel Enciso (IE): Desde pequeña he sido lectora. Leer es algo estupendo, no sólo entretiene, que ya es mucho, sino que te ayuda a obtener de otros experiencias que de otra forma nunca tendrías. No es sólo evasión y conocimiento es también sabiduría y puede ser sobre cualquier cosa. Así que, en fin, en un punto me dije, por qué no, yo también podría hacerlo y claro, lo de publicar es el paso lógico siguiente.

V: ¿Cómo surge la idea de Fosfenos y volvoretas ?

IE: Como un juego, la verdad. Son textos de diferentes etapas de mi vida que, de repente, se agruparon ellos solos. Estoy trabajando en mi segunda novela y es una labor ardua y agotadora, así que sentí la necesidad de sacar estos textos a la luz, un poco por desdramatizar. Son textos esencialmente lúdicos que espero arranquen alguna carcajada en el lector. Además, como es cortito, quise darle un valor adicional con las ilustraciones, que son mías también.

V: ¿Qué van a encontrar los lectores en Fosfenos y volvoretas?

IE: De todo, porque es una colección muy variopinta, pero sobre todo humor. Hasta las cosas más serias pueden hacer gracia en un momento dado. Y estos textos son los suficientemente abstractos para que cada uno saque la conclusión que en ese momento necesite. Sí, son un poco raros, pero si uno no se queda en la literalidad, será capaz de encontrar un mensaje claro y sencillo que le sirva.

V: En todo el proceso de creación del libro, ¿qué es lo que más te ha costado y lo que menos a la hora de escribir?

IE: Como digo siempre, todo ha fluido de manera natural. Los textos de Fosfenos y volvoretas responden a situaciones vividas a lo largo del tiempo y de repente se han alineado los astros para que encajaran en este flaco volumen con el que me he divertido mucho ilustrando.

V: ¿Por qué elegiste Fosfenos y volvoretas como título para este libro?

IE: Fosfenos, como el primero de los textos explica, es una reacción neurológica instantánea, de corta vida pero gran impacto. A esta descripción responde la primera mitad de los textos. La palabra Volvoreta, mariposa en gallego, es casi una aliteración, parece ver cómo las alas se baten creando una estela invisible y también fugaz, aunque por más tiempo que el destello de los fosfenos. Esta segunda parte del libro son relatos.

V: ¿Qué nos puedes contar de la portada, elegiste tú el mosaico que encontramos en ella?

IE: Como digo, todas las ilustraciones son mías. Tengo una colección de dibujos a tinta que se titula Buldings y esta portada es parte de este concepto. Cada uno de los cuadrantes representa uno de los textos que se agrupan y comparten cuerpo en virtud del azar o la causalidad, como en un bloque de pisos. Si les quitamos la fachada eso es lo que vemos, extraños cohabitando juntos, ignorándose unos a otros, tan cerca pero tan lejos.

V: ¿Qué otros proyectos literarios tienes en mente?

IE: Trabajo en mi segunda novela, sin bien, como decía, es un proyecto ambicioso y se me está complicando un poco. Hay historias que parecen simples cuando uno las imagina, pero a medida que uno avanza, se da cuenta de que como todo tienen mucho detrás. Y todo hay que contarlo.

V: ¿Qué le dirías a los lectores para que se llevaran a casa Fosfenos y volvoretas?

IE: Cuando era pequeña, una compañera de clase, que era todo un referente de estilo entre las niñas de seis años, me enseñó un monederito que le habían comprado. Era precioso: con su cierre dorado de clip metálico, de un plástico acharolado rojo brillante y con una carita de peluche en uno de los lados. Un tigre muy exótico, rubio con rayas negras y con esos ojos de plástico con una bolita dentro que, si los agitas, se mueven superlocos como si estuvieran desorbitados. Por supuesto, inmediatamente le dije a mi madre que quería uno igual. Cuando llegamos al puesto en que lo vendían, había un panel de cartón con una ausencia y muchos otros monederos, todos como el que había visto: igualmente rojos y brillantes, con su cierre de clip dorado y sus peluches. Sólo los gestos de los tigres variaban un tanto según les hubieran pegado los ojos más o menos juntos, o el pelaje estuviera más o menos despeinado. Como una auténtica manada, cada cual con su personalidad propia. Sin embargo, en la esquina inferior, como un intruso, había un monedero distinto, rosita palo y de plástico mate. Y el peluche no era una fiera como los otros sino un tierno osito panda con los mismos ojos de bolita, eso sí. Deslumbrada como estaba por el charol brillante apenas reparé en él al estar ocupada en elegir de entre todos los demás si me quedaba con el tigre bizco o con el que llevaba cresta. Al poco mi madre me preguntó cuál quería, y yo le dije, en mi indecisión aún, que cualquiera menos el del panda, a lo que mi madre, genuinamente sorprendida, contestó que cómo así, si ese era el más bonito. Sólo entonces lo vi de verdad. Y no sé si era el más bonito, pero de lo que no había duda ninguna, desde luego, es de que era el más diferente. El bicho raro.

Pues sí, al final me compré ese y, desde entonces así todo. No me gusta lo convencional, lo que le gusta a todo el mundo. Prefiero lo único, lo original. Aunque sea más feo, o más difícil. Incluso aunque me parezca absurdo o no lo entienda. Así soy yo. Y así es este libro. Es raro, sí, igual como nada que hayan leído antes. Y también cada cuento es diferente al otro: unos gustarán más, parecerán más divertidos o más ingeniosos, y otros resultarán una tontería o puede que hasta aburran. Pero todos tienen su valor (no como mérito, sino como valentía) y han de apreciarse como lo que son: el oso panda entre la multitud de tigres.

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