Anna Ruiz: “Escribir poesía surgió como forma de gestionar mis emociones”

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Nuestra autora Anna Ruiz, amante de la narrativa desde muy pequeña, ha decidido dar el paso y publicar con viveLibro su propio poemario, La rebelión de las palabras pendientes. Un libro donde Anna vuelca todo de sí como forma de aprender a gestionar sus emociones a través de poemas escritos a lo largo de su vida. Se trata de un poemario donde los lectores encontrarán mucha verdad y con el que lo más seguro es que en algunos aspectos se sientan identificados. A continuación os dejamos con la entrevista completa con nuestra autora donde nos desvela algunos detalles de su nuevo libro.

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viveLibro (V): Anna, ¿cómo empieza tu curiosidad y tu pasión por la poesía y cuándo te atreves a dar el paso de publicar?

Anna Ruiz (AR): Mi pasión por la poesía derivó de mi pasión por la narrativa, la cual la cultivé desde que era pequeña. Mis padres han sido siempre lectores empedernidos, y en mi casa siempre había libros. Me aficioné por la poesía porque pienso que es un género más inmediato, más intenso, más explosivo.

Me atreví a publicar porque me adentré en el mundo de la escritura, asistiendo a cursos y conociendo el ámbito de la editorial. Yo soy farmacéutica y me dedico a la investigación, así que mi mundo nada tiene que ver con el mundo literario. Pero es un mundo que me atrae mucho porque en él encuentro una manera de ser creativa y de evadirme de mi vida más racional.

V: ¿Cómo surge la idea de La rebelión de las palabras pendientes?

AR: Empecé a escribir La rebelión de las palabras pendientes sin darme cuenta. La idea de escribir poesía me surgió como manera de gestionar emociones, como una forma de sublimar todas las cosas que me habían dolido.

El libro La rebelión de las palabras pendientes es un poemario que consta de poemas que había escrito en muchos momentos dispares de mi vida: después de una ruptura, de perder un ser querido, de enamorarme, al recibir una mala noticia, al verme arroyada a la gris rutina de una relación… Y por otra parte, también manteniendo una lucha constante para poder hacer un doctorado en cáncer – hay un poema que habla de esto; Años de vida invertidos – y durante la cual pasé una mala temporada.

El camino hacía todas estas cosas ha estado plagado de muchas emociones dispares, y escribir este poemario ha sido una forma de extraer las luces y sombras de todo lo vivido, reconciliándome con todo lo que me había pasado.

V: ¿Qué van a encontrar los lectores en La rebelión de las palabras pendientes?

AR: No sé si calidad literaria o no. Pero este libro está plagado de mucha verdad.

V: ¿Cuáles son tus referentes poéticos?, ¿qué autores han influido en tu forma de crear poesía?

AR: Elvira Sastre, por la cercanía de edad supongo. También otros autores como Marwan, Luis Alberto de Cuenca, y Roy Galán, que aunque no hace poesía, escribe prosa poética y me emociona mucho.  También he leído poesía más clásica para entender un poco cómo ha evolucionado todo; Machado, Borges, Mario Benedetti…

Empecé a ir a poetry slams, que son concursos de poesía interpretada, y ahí conocí a Dani Orviz, quien finalmente me escribió el prólogo. Él es un poeta de los pies a la cabeza y un gran intérprete, escribe una poesía más directa, más expresiva, más arrolladora.

Todos estos autores escriben una poesía muy diferente entre ella.

Creo que aunque mi inspiración nace de personas con las que me rodeo, al final adopta estilos de estos poetas de distintos tiempos.

V: ¿Qué es para ti el amor y cómo lo plasmas dentro de tu poesía?

AR: Como decía Gabriel García Márquez, el amor es eterno mientras dura. En mí poesía intento escenificar el amor como algo poderoso que te puede hacer muy feliz pero a la vez como algo que puede degradarse y convertirte en alguien desgraciado. ¡Y eso no es malo! Yo intento sacar del estigma esto: que el amor verdadero también caduca, y la vida sigue con otras cosas estupendas y otros nuevos amores.

Por eso, y a pesar que muchos de mis poemas son tristes, creo que el amor vale la pena vivirlo siempre.

Un amigo me preguntaba que por qué siempre escribo del desamor. Yo le respondí que porque el amor ya es reconfortante en sí mismo. El desamor en cambio, necesita de otras vías para hacerlo.

V: ¿Por qué La rebelión de las palabras pendientes?, ¿cómo surgió la idea de este título?, ¿barajaste otras opciones?

AR: Escogí este título porque quería un lema que tuviera una palabra con fuerza, poderosa (Rebelión). Finalmente decidí La rebelión de las palabras pendientes porque siempre he pensado que la mayoría de mis poemas no los leen las personas que me han inspirado para escribirlos. Y esta era una forma de dar un grito con todas las palabras que tenía pendientes para ellos – ¡aunque no lo lean nunca! –

Pensé varios títulos, hice una lluvia de ideas. Pensé en rebelión, en revolución, en “amor o revolución”… Pero finalmente quedó este.

V: ¿Qué nos puedes contar sobre la portada del poemario?, ¿cómo surgió la idea de esta ilustración?

AR: Yo quería una portada muy visual. Quería una cara porque era una manera de humanizar mis poemas. Una niña que muestra el rostro, los ojos, los labios, las pecas.

Tanto la portada como las ilustraciones que hay dentro del libro las hizo una amiga de la universidad, cuya pasión es el dibujo. Yo le dije que quería que dibujara lo que le contaran mis poemas. Hicimos varias pruebas, y al final salió un resultado que nos gustó mucho a las dos.

V: ¿Qué le dirías a los lectores para que se llevaran a casa La rebelión de las palabras pendientes?

AR: Les diría que he relatado emociones desde muchos ángulos y a través de historias reales y variopintas. Siempre he querido que el lector se sintiera identificado y, de alguna manera, ayudando a entender el amor cuando este se ha acabado, sin renegar de él. Al final, leer una situación dolorosa que hemos podido vivir, escrita de forma bonita, nos puede dar calma y serenidad. Escribirlo me ayudó mucho a curar heridas. ¡Espero que también sirva a los lectores que se lancen a comprarlo!

Lo que me gustaría es cuestionar a la gente si les ha gustado o no lo que han leído de mí. Al final, como dijo un profesor de narrativa, la buena escritura es cuestionada. La mala escritura es universal y no hay nada que decir de ella.

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