Entrevista a Francisco Hernández, autor del poemario «De la luz y del polvo»

Francisco, cuéntanos un poco más de ti…

Soy una persona sencilla, lector desde la infancia. Mi profesión, el ser profesor de lenguas, me ha hecho estar en contacto con la literatura y con el mundo de la cultura, en general, y del arte, en particular, que siempre me ha interesado.

Estoy casado y tengo tres hijos. Me considero sociable:  necesito, supongo que, como la mayoría, como seres sociales, esa interacción y el contacto con amigos y familia, con la gente, en definitiva. Pienso que supone un enriquecimiento, si bien también implica decepciones o desengaños, inevitables. Aficionado a la naturaleza, ésta es para mí cada vez más un lugar de “descanso”, alivio y renovación interior.

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¿Cómo nace en ti la pasión por escribir poesía?

Soy un amante de la lectura que siempre, desde niño, soñó con escribir, aunque nunca, hasta que surgió la idea de este libro, se planteó seriamente la idea de publicar, quizá un poco por falta de ambición. Pero siempre estuvo ahí, como en el fondo de mi cerebro, esa querencia, ese deseo. Es en la edad adulta cuando comienzo a incluir entre mis lecturas, la poesía, aunque siempre me gustó. En algunos momentos los poemas “fluían” en mi cerebro, y a veces mientras hacía otros quehaceres o en el tiempo libre les daba vueltas, tratando de dar con algo bello y que al mismo tiempo expresaran una determinada emoción o vivencia mía o de otros de forma precisa. Era muy curioso. Por fin un día empecé a escribirlos y a corregirlos, a ratos. Tuve intención de presentarlos a un concurso literario, cosa que nunca hice, y por fin me decidí a la aventura de publicar.

¿Cómo surge la inspiración de publicar De la luz y del polvo?

Algunos de los poemas estaban esbozados desde hace ya muchos años. Abandonados. Otros son más recientes. En los años 2014 y 2015 me lancé a esa tarea de corrección y creación que he mencionado. Son vivencias propias, muchas, pero también las hay ajenas, cosas que he observado (es otra de mis aficiones. Observar los comportamientos, el modo de relacionarse de la gente) en otras personas, a mi alrededor.

¿Qué van a encontrar los lectores en este libro?

Son emociones, sensaciones, sentimientos. La poesía es eso. Y ¿para qué necesitamos comunicarla? Eso ya para mí es un misterio. Lo cierto es que es todo muy “real”, auténtico. Están escritos cada uno en un estado de ánimo concreto, y hay que entenderlos así. Hablan absolutamente del corazón. La poesía es el lenguaje del corazón, cuyos rudimentos sólo algunos conocen, pero que todos son capaces de interpretar.

Enseñas a jóvenes de secundaria ¿A los jóvenes le sigue interesando la poesía?

Estoy convencido de que a muchos sí. Si se les da la oportunidad de conocerlos, si se les pone en contacto con ella. Esa sensibilidad nace de la experiencia. Está en el alma, digamos. Yo he sido testigo de ello, aunque hoy no se le da el espacio que merece en la formación. La poesía toca fibras que los jóvenes tienen, como cualquiera. Es una manera de comprender y expresar cosas que de otra manera son difíciles de trasmitir.

Eres además profesor de inglés ¿Has pensado alguna vez de escribir poesía también en esta lengua?

Me gusta leerla, pero escribirla ya me costaría más. Alguna vez he hecho algún pequeño ensayo, pero me he rendido. En cualquier caso la poesía inglesa es fantástica.

¿Que nos enseña la poesía?

Lo que he dicho. Nos adentra en el mundo de los sentimientos y de las emociones. Habitualmente es bella, o trata de serlo, en el plano estilístico, pero su vocación es siempre conmover, llegar a esa región de nuestro ser a dónde no es fácil acceder. Esa característica la comparte con otras artes.

¿Qué temas tratas en tu poesía?

Es una miscelánea, pero quizá lo que predomina es una cierta contemplación un tanto perpleja e inevitablemente melancólica del paso del tiempo, y también de las relaciones humanas, el amor, la amistad, el olvido, como elementos recurrentes en la vida.

¿Tus poemas están escrita en verso o en prosa?

Son versos.  Sólo en algunos hay rima. Estoy preparando otros, sobre otros asuntos o vivencias, en que hay algo más de rima. La falta de ella a veces da más libertad. Lo que todos tienen claramente es ritmo. Como he oído decir a algún autor, para mí, si no hay ritmo no hay poesía. Sería tal vez prosa poética, pero no hablaríamos de un poema.

¿Quiénes son tus poetas preferidos?

Difícil. Me gustan autores muy variados, de muy diversas épocas. Últimamente me he leído mucho a poetas españoles del siglo XX, modernismo, generación del 27, posguerra. Me he aficionado mucho a ellos. Pero me encantan los clásicos: si tuviera que elegir uno, cosa harto difícil, tal vez me decidiría por el gran Fray Luis de León. Precisión lingüística, perfección estilística, equilibrio clásico, una maravilla. Esencialmente bello. También me encanta Jorge Manrique, por ejemplo. Son la inspiración hecha persona.

¿Lees más novelas o libros de poesías?

Más prosa que poesía. Pero llevo ya años muy aficionado a esta última.

¿Qué dirías a los lectores para que se llevaran a casa De la luz y del polvo?

Ahí se va a encontrar en muchos casos con ellos mismos, y en todos, con emociones y sentimientos que van a reconocer. Ojalá que disfruten del contenido, pero también de la forma. Y siempre es bonito asomarse al alma de otra persona, lo que siente o cómo ve al mundo y a las personas.

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