Bartolomé, cuéntanos un poco más de ti…
Tengo 61 años. Me he dedicado a la docencia durante más de treinta y cinco años, quince de ellos en la Enseñanza Primaria y el resto como profesor de Filosofía en la Enseñanza Secundaria. Suelo llevar una vida tranquila y sencilla, adaptándome bien a la rutina. Me gusta más escuchar que hablar, dedicando parte del tiempo a leer, escribir, jugar al ajedrez y pasear.
¿Cómo surge la idea de publicar El camino de la democracia?
Desde joven tengo interés por la política y los movimientos sociales. Empecé a escribir artículos de diversas temáticas y después surgió la idea de hacer algún libro. Tras la publicación de ¿Qué escuela queremos?, sobre educación, decidí escribir sobre la democracia. Me puse manos a la obra y aquí está el resultado de un tiempo de trabajo.
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¿Qué van a encontrar los lectores en este libro?
Una reflexión crítica sobre la democracia, sus orígenes, evolución histórica, problemas actuales y perspectivas de cara al futuro. La idea principal de la obra es que los sistemas democráticos actuales suponen un avance social con respecto a los sistemas autoritarios y totalitarios, pero la democracia, en su sentido pleno, la democracia de verdad, creo que está por conquistar, siendo esto incompatible con el sistema económico capitalista.
¿Cuándo nacen las primeras democracias?
Lo primero sería aclarar el término. Yo entiendo por democracia el hecho de que todos los miembros de la comunidad participan de forma directa en los distintos aspectos de la organización social, quedando las instituciones políticas reducidas a órganos de gestión de esas decisiones colectivas. Algunas comunidades de finales del Paleolítico y del Mesolítico tenían una organización social que podríamos considerar, con matices, “democrática”. La democracia ateniense supuso un avance pero solo incluía a un 12 % de la población. La democracia moderna, que surge con las revoluciones burguesas, sigue siendo, en principio, muy restrictiva. Con el tiempo, los derechos sociales se han ido extendiendo, pero los sistemas democráticos actuales están muy mediatizados por los intereses de las elites financieras. El poder político está muy supeditado a los intereses económicos de una minoría. Los ciudadanos tienen escasa participación en la toma de decisiones y poco control sobre los gobernantes. Por todo ello es necesario avanzar en el camino hacia una verdadera democracia.
Para algunas cosas, como por ejemplo el control de la pandemia en China, parecen ser más eficientes los gobiernos autoritarios frente a las democracias ¿Qué opinas?
Yo creo que la eficiencia está más relacionada con las estrategias elegidas que con las características del sistema político. No es lo mismo haber decidido terminar con los contagios que convivir con la epidemia. Otro elemento fundamental tiene que ver con los recursos que un país tiene o quiere disponer para afrontar esta crisis. Pienso que la persuasión y la concienciación social son siempre preferibles a la imposición.
¿Es madura la democracia española?
La transición española desde la dictadura a la democracia actual a partir de 1975 se hizo con muchas limitaciones. No supuso una ruptura, por lo que, en parte, se produce un continuismo en lo que se refiere al poder que ciertos sectores sociales mantienen sobre la sociedad. La Constitución del 78 supone un avance, pero está necesitada de cambios, y lo más importante, hay que llevarla a efecto, sobre todo en lo relacionado con los derechos sociales. Los intereses partidistas, la corrupción política, la confusa separación de poderes y la influencia de las elites financieras sobre los gobernantes desfiguran la democracia.
En Estados Unidos en las primarias del partido demócrata hay un sistema de “voto de control” de burócratas del partido sobre el voto democrático para evitar que el voto popular elija candidatos populistas (como pasó en el Republicano que no tiene este sistema) ¿Es posible que la democracia no sea siempre el mejor sistema?
Ya en su tiempo, tanto Sócrates como Platón rechazaban la democracia por considerar que el criterio de la mayoría no es garantía de justicia, además de que la democracia suele degenerar en una demagogia en la que unos cuantos “listillos” manejan a la sociedad según sus intereses particulares. Podemos ver que no son tan caducas estas ideas, aunque pienso que cualquier forma de democracia en sentido moderno es preferible a cualquier forma política autoritaria. Platón propone el gobierno de los sabios, pero cómo se determina eso, además de que los supuestos sabios también pueden tener intereses particulares. Yo apuesto por la democracia, pero por una democracia de verdad, un sistema donde el poder político y los recursos económicos estén socializados.
Una predicción ¿Algún día serán democracias todos los países del mundo?
No sé si será así, pero me gustaría. Creo necesario que las comunidades humanas avancen en el camino de la democracia descrito anteriormente, es decir, socializar la política mediante una participación directa de los ciudadanos en la toma de decisiones, y socializar los recursos económicos, para tener sociedades cada vez más justas. ¿Utopía? Tal vez. Pero lo considero como algo necesario para afrontar los problemas que la humanidad tiene en la actualidad: desigualdad, pobreza, injusticia, conflictos bélicos, violencia, riesgos sanitarios, crisis ecológica, etc.)
Las democracias en el fondo son el poder de las mayorías sobre las minorías ¿hay maneras de hacer sistemas políticos más inclusivos?
Creo que en parte queda respondida esta cuestión. En una democracia de verdad se podrían tener en cuenta las posturas minoritarias, aunque al final, si hay que decidir lo que se va a hacer, se decide por criterio de mayorías, pero los derechos o posiciones de las minorías deben incluirse siempre que estén acorde con los derechos humanos y no perjudiquen la convivencia social.
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