Entrevista a Mahop Ma Mahop, autor del libro «Salmos del Rosal»

Buenos días. A los lectores les gustaría saber un poco más acerca de ti. ¿Cómo empezaste a escribir?

Buenos días. Mis primeros ensayos poéticos se remontan a mis años de secundaria, alrededor del quinto curso de bachillerato. Recuerdo que me sentía fascinado por composiciones poéticas que figuraban en nuestros manuales escolares de lengua y literatura. Los libros de poemas escaseaban, excepto unos clásicos franceses decimonónicos (Musset, Hugo, Lamartine, Vigny y, por supuesto, Baudelaire). Más tarde, descubrí a los grandes poetas españoles e hispanoamericanos del siglo XX. A estos autores franceses e hispánicos hay que añadir a los poetas del África negra y de su diáspora (en particular, Léopold Sédar Senghor, Birago Diop, Aimé Césaire, etc.), que me hundían en la sensibilidad negroafricana. Creo que la familiaridad con estos autores y el descubrimiento de un modo de verbalizar las emociones y las ideas contribuyeron a encauzar en mí la corriente lírica que ya borboteaba en lo más íntimo sin que me atreviera a poner por escrito los pensamientos que se me ocurrían.

¿Cuál es el tema central de Salmos del Rosal?

La idea fundamental de Salmos del rosal es ver y hacer ver distintos rostros de la rosa a partir de una experiencia personal surgida de la jardinería, o sea, del trato cotidiano con los rosales. El poema surge como fruto de la mirada, pero también como ansia de compartir con otros la visión huidiza de un instante y las intuiciones que esa ha provocado en mí. El tema es, por tanto, el rosal y sus alhajas, pero también todas sus metáforas: la hermosura entrevista, pero también el tiempo y la vida: epifanía del ser que se contempla en el ojo de la rosa, ese espejo vegetal de lo efímero.

Nos encontramos frente a un libro de fotopoemas. ¿Cuál dirías que es el propósito de aunar poesía y fotografía?

Difícilmente prescinde el poema de la imagen. Todo poema nos propone un determinado espectáculo, pero suplantado los píxeles con fonemas, vocablos, imágenes literarias. En Salmos del rosal, procuro que el lector tenga entre las manos el fenómeno, el detonante del acto verbal, siempre diferido, de la emoción. En tal perspectiva, la instantaneidad de la fotografía es un testimonio de lo que he visto, entrevisto o de aquello que he creído ver. El lector tiene así entre las manos la experiencia y su fruto verbal, siempre limitado y meramente aproximativo. Puede, por tanto, entretenerse a escribir su propio poema. 

A la hora de escribir e ilustrar este poemario, ¿qué dificultades has encontrado?

La primera dificultad se me planteó desde la técnica fotográfica. Como no soy un fotógrafo profesional, sino un mero amateur, no estaba seguro de si los ángulos que elegía eran los mejores. Además, es obvio que una cámara profesional hubiera permitido mejores imágenes y perspectivas. Otro escollo fue el de encontrar un formato adecuado para que texto e imagen aparecieran de la forma más eficiente posible en la página impresa. Lo ideal era que la imagen y el texto que lo acompaña aparecieran simultáneamente en su conjunto como un álbum poético. Al final, el editor adoptó una configuración que procura preservar este criterio.

Nos gusta decir que cada autor deja una pequeña parte de sí mismo en cada obra. ¿Qué hay de personal en Salmos del Rosal?

Salmos del rosal es la historia de una pasión por la jardinería. Muchas fotografías se hicieron a partir de las rosas que cultivo y cuido en casa desde hace más de una década. Es también un libro íntimo porque registra un tramo de tiempo vivido, momentos compartidos con seres próximos, viajes y paseos a lugares concretos cuyas huellas textuales son en algunos casos bastante explícitas. Es preciso, sin embargo, trascender lo circunstancial.

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¿Cómo definirías tu estilo?

Hay aquí una apuesta por la sencillez expresiva, la síntesis de emociones y la sinceridad. El libro es esencialmente ecfrástico y busca sugerir mediante imágenes sencillas, sin apenas brotes rupturistas o vanguardistas. Así deseo al menos que lo perciba el lector, a quien, en verdad, se debería dirigir esta pregunta.

¿Has tenido obras o escritores referentes a la hora de escribir?

La escritura de Salmos del rosal, curiosamente, no me ha sido inspirada por un autor en particular, a pesar de que vivimos una revolución en los recursos o sistemas expresivos de la poesía y la fusión de los géneros y de las artes. Más bien fue posterior mi descubrimiento de la amplitud del interés contemporáneo por la poesía visual. Esta modalidad de poesía ha conquistado un terreno cada día más amplio, especialmente gracias a las posibilidades que brinda la informática. Las posibilidades combinatorias que se observan parecen ilimitadas.

¿Qué géneros te gusta leer habitualmente y sobre cuáles te gustaría escribir?

Soy un lector asiduo de poesía y de narrativa. Mi principal género de expresión es, sin embargo, la poesía. También he escrito esporádicamente una decena de microrrelatos. La narrativa, en cuanto género de expresión, me atrae mucho menos que los géneros más sintéticos. Quisiera poder escribir muchos más relatos breves paralelamente a la lírica.

¿Tienes alguna costumbre o método a la hora de ponerte a escribir?

Depende de cómo me llega la inspiración o la materia prima. Si me llega bajo la forma de una palabra obsesiva, tengo que aguzar el oído varios días tras anotarla, o tras esbozar el primer verso. A menudo, este primer paso desencadena el resto. Nunca me satisface la primera formulación. Vuelvo persistentemente sobre manuscritos olvidados y los “recaliento” y los selecciono como susceptibles de ser integrados en un libro.

¿Tienes algún nuevo proyecto literario en marcha?

Desde hace algunos años, estoy trabajando en un libro de poemas con temática unitaria, pero mucho menos grata que los rosales… Está consagrado exclusivamente al dolor: el verdadero, el que no se puede nombrar, el que nos atraganta, el que repta en silencio y que, tarde o temprano, alcanza a cualquiera en el momento menos sospechado.

¿Qué le dirías a los lectores para que decidan llevarse a casa Salmos del Rosal?

Les diría dos cosas: la primera es que he procurado que este librito sea un objeto del que se goza materialmente, un álbum lírico digno de su estantería, con bosquejos de textos que esperan ser continuados por cualquiera. La segunda es que Salmos del rosal aspira a rescatar un cúmulo de sensaciones que se están perdiendo y que merece la pena que rescatemos de la cultura del vacío, de la prisa y de la desatención.

¡Gracias por tu tiempo! ¡Te deseamos mucha suerte con el lanzamiento de Salmos del Rosal!

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