Qué es un Cliffhanger. Técnica narrativa para escritores.

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Conocer y dominar este término, marca la diferencia entre un escritor profesional y un escritor aficionado. Cuando escribes una historia, ya sabes que la idea es fundamental pero por suerte, los escritores contamos con técnicas narrativas que nos ayudan a contar historias, enganchar a los lectores y mejorar los puntos clave de nuestro relato. El cliffhanger es una de estas técnicas narrativas, un recurso que ayuda no solo a los escritores de novelas, también a los guionistas, cuentistas, autor de teatro, o autores de cualquier medio narrativo. Los medios audiovisuales (series, películas, cortos, documentales, webseries…) también usan este recurso en sus guiones.

El uso de la técnica narrativa de cliffhanger se remonta al siglo XIX, pero ha adquirido gran popularidad en los últimos años y resulta imprescindible en cualquier narración. Por lo general, es un recurso sencillo de utilizar que nos puede facilitar la vida en cuanto a enganchar a los lectores, pero no es recomendable abusar de su uso y hay que saber colocarlo correctamente para que no resulte agobiante para los lectores. En este post de vivelibro vamos a conocer a fondo el término cliffhanger, recomendarte en qué momentos puedes usarlo y animarte a que lo lleves a cabo, lo practiques y mejores su técnica con el paso del tiempo.

Definición cliffhanger

El cliffhanger es una técnica narrativa utilizada al final de una escena o capítulo, con el objetivo de generar suspense y enganchar al lector, para que sienta la necesidad de leer el siguiente capítulo, libro o entrega. El autor acaba la narración pero dejando cabos sueltos que se resolverán próximamente. De aquí la importancia de saber utilizarlo y de utilizarlo con sabiduría en la narración. Te puede garantizar un número fijo de lectores que permanecerán expectantes a la siguiente entrega de tu libro; te garantiza que los lectores terminarán el libro actual y continuarán en el siguiente capítulo…

La palabra cliffhanger apareció por primera vez en el diccionario de Oxford en 1937. Su traducción literal al español es “colgado de un precipicio” o “al borde del abismo”. Con esta técnica dejas al espectador a medias, y suele ser un recurso bastante recurrente tanto en literatura, como en cine, series, cortos…

Esta ventaja narrativa requiere una responsabilidad en cuanto al espectador: cuando se reanuda la narración debes resolver qué pasó en esa situación, o a ese personaje que has dejado a medias en el cliffhanger. El lector va a querer que recurras directamente a la acción, y tienes un compromiso con él, es decir, no puedes alargar constantemente la misma acción en el cliffhanger porque te has dado cuenta de que funciona. El lector tiene paciencia pero tampoco le gusta que abusen de ella. Si quieres utilizar esta técnica capítulo a capítulo, cambia de personaje o de acción. No cometas el error de utilizar esta técnica en exceso en el mismo momento si no la dominas con profesionalidad ¿por qué? Te vas a complicar la vida y tu trabajo, al tener que resolver la trama con tanta intensidad. Probablemente dedicarás páginas y páginas a la acción y cansar al lector que está en tensión constante. También puede ocurrir que no sepas cómo cerrar todos los problemas que dejaste sin resolver. Cuando realizar en cliffhanger a lo largo de la narración, los lectores esperan mucho de ti, has dejado el listón alto y tienes que resolver la acción a la altura de las exigencias del público.

El tratamiento que hagas a esta técnica dirá mucho de ti como escritor: si los lectores quedan satisfechos con la resolución que has dado, recibirán el cliffhanger con curiosidad e intensidad. Sin embargo si no les ha gustado, cuando encuentren un cliffhanger en tu libro es posible que abandonen la lectura. La presión y la exigencia son mayores tras el cliffhanger.

Requisitos para que una acción sea cliffhanger

Dependiendo del medio donde lleves a cabo este recurso tendrá una forma u otra, en nuestro caso como recurso narrativo en la literatura un cliffhanger se puede realizar a un personaje, una acción o una frase. Existen dos requisitos fundamentales para que una acción sea denominada cliffhanger:

En primer lugar la acción de la escena que se está narrando queda inacabada. El espectador se queda con las ganas de saber qué les sucede a los personajes ya que se han visto sometidos a una situación complicada e inesperada. Si dominas la técnica puedes hacer que los lectores estén en tensión porque saben que el cliffhanger puede llegar en cualquier momento y les generará un suspense.

El otro requisito es que el cliffhanger debe suceder antes de la pausa de la narración. La pausa la decides tu dependiendo de la fe que tengas en que los lectores van a engancharse: puede ser al final de un capítulo, lo cual tendrá fácil solución para los lectores ya que al leer el siguiente resolverán sus dudas y curiosidad; puede ser al final del libro y dejar a los lectores en ascuas hasta que publiques el siguiente; puedes publicar la trama de tu narración como si fuera una serie, por entregas semanales (en un periódico, en un blog personal…).

Estructura de un cliffhanger

Un cliffhanger se compone de dos partes imprescindibles: el planteamiento y la resolución de nuestra acción narrativa.

  • Planteamiento: es el momento previo en el que se genera la tensión del momento, algo sucede que pone en peligro al personaje y trunca el desarrollo de la narración.
  • Resolución: la acción debe resolverse. Como hemos comentado puedes resolver la acción dentro del libro (en los capítulos que lo componen), en el próximo libro, en la próxima entrega…

Intensidad del cliffhanger

Cuando un escritor decide usar este recurso, debe adaptarse a una serie de principios como la intensidad o la resolución. Debe de haber una proporción con la intensidad del cliffhanger y el tiempo que va a pasar hasta su resolución. Por ejemplo, si vas a narrar un cliffhanger en tu novela y vas a resolverlo en el siguiente capítulo, estamos ante una pausa corta, y no debe ser muy dramático para no saturar a los lectores. Su intensidad aumentará si se trata de un cliffhanger que marca el capítulo final o si se resolverá la trama en el próximo libro o la próxima entrega.

Tienes un compromiso con los lectores y una responsabilidad como escritor profesional. Debes resolver de forma satisfactoria el cliffhanger, no vale cualquier final. Los lectores responderán de forma negativa si el final es irrelevante, forzado o incompleto y tu libro no será bien valorado.

Debes tener claro cómo plantearlo y resolverlo

Para responder a la estructura con calidad, no debes improvisar sobre la marcha para crear el cliffhanger. Lo mejor es que tengas claro que parte de la narración vas a utilizar, como hacerlo y cuál va a ser la resolución. En caso de que quieras hacer el cliffhanger y resolverlo en el próximo libro o la próxima entrega, debes pensarlo antes. Por qué en caso de que no encuentres una buena resolución que te permita continuar la historia como para escribir otro libro, te enfrentarás a un problema por el compromiso que posee ante tus lectores.

Ventajas de introducir un cliffhanger en la narración

Enganchar a los lectores en tu historia, es más sencillo cuando hay cliffhanger de por medio. Al dejar a medias la trama, generas curiosidad en los lectores sobre qué sucederá en la próxima entrega dándoles pequeñas pistas sobre los conflictos o cómo avanzará la historia. Es una buena técnica de ventas y de atracción de nuevos lectores.

Genera suspense porque los lectores se preguntan qué va a suceder, como se va a resolver. Es una forma de gancho y de fidelizar a los lectores. Recuerda que no solo es necesario un cliffhanger para que los lectores sean fieles a tu narración, tus habilidades de escritura deben complementarse entre ellas, así pues, debes conseguir que el lector se identifique con el protagonista, se interese por él y por tanto se implique en la historia hasta el punto de necesitar saber qué le sucede en el próximo capítulo. Sin duda la idea principal debe ser original y poseer fuerza.

Ayuda a recordar la historia. Un estudio psicológico ha afirmado que las actividades o historias que quedan sin resolver o son interrumpidas se recuerdan con más facilidad que las terminadas. Quizás los lectores no recuerden cómo se resolvió una trama concreta del libro, pero seguro que recordarán la trama que quedó a medias y separa una entrega de otra.

Da continuidad a la historia ya que enlaza unos capítulos con otros y nos ahorramos el esfuerzo de pensar “las primeras páginas”.

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