Buenas tardes, Carmen. Es un placer volver a saludarte y contar con tu nueva obra en nuestro catálogo, Abriendo ventanas. ¿Qué puedes contarnos acerca de este nuevo libro?
Abriendo ventanas es un paso más hacia delante en mi escritura. Seguir narrando la vida en su sentido más amplio. Desde lo que nos pasa inadvertido al no darle la importancia que sí tiene, a los hechos trascendentales que nos agitan las emociones.
Las comparaciones son odiosas y lo sabemos, pero ¿qué dirías que tiene de diferente Abriendo ventanas frente a tus dos anteriores obras, El jardín de las hortensias y La vida en 90 sorbos?
En principio supone una continuidad estilística y de objetivos. Los lectores que han leído y disfrutado de los dos anteriores, sentían expectación por este recién llegado. Obviamente, al ser el tercero es lógico que se perciba más madura mi percepción del entorno y de sus protagonistas, que en definitiva somos los seres humanos y nuestras circunstancias.
Abriendo ventanas es un título especialmente llamativo, y los capítulos del libro se dividen y hacen alusiones a las diferentes plantas de una casa. ¿Qué significado se esconde detrás del nombre que has escogido?
El devenir de nuestro destino es absolutamente desconocido para nosotros. Vivimos y nos movemos dentro de nuestro propio edificio interior.
De forma continua y a veces casi sin darnos cuenta, tomamos decisiones, alternativas, conocemos personas que incorporamos a nuestro lado o por el contrario nos apartamos de ellas.
En el fondo es el símil al que me refiero en el título. Vamos abriendo, y por supuesto, cerrando caminos.
Lo qué está claro es que nunca hay que dejar de intentar descubrir que hay más allá…
Una vez más, vuelves a colaborar con Isabel Gallego para ilustrar algunos de los textos de tu obra. ¿Cómo dirías que influye el trabajo de Isabel en tus obras?
Primero conocí su arte. Me impactaron sus obras y las sentí muy próximas a lo que yo quiero transmitir en mis textos.
Es una gran artista. Profunda, rica en simbolismo, sugerente y con gran fuerza. Toca de manera directa mi propia sensibilidad.
Estoy orgullosa de ella como artista y como persona. Le tengo un gran cariño.
Hay un vínculo espiritual entre ambas.
Como cualquier trabajo literario, es fácil dejar una parte de uno mismo en el escrito. ¿Qué hay de personal en Abriendo ventanas?
Los escritores aunque no reflejemos nuestras vivencias en los escritos, no dejamos de gestionar a través de nuestros principios, creencias, experiencias, flecos de nuestra personalidad…
Por otra parte, siempre digo que los autores llevamos de forma permanente una antena que nos hace conectar con el sentir de los demás.
En ocasiones he descrito situaciones vividas por mí. Pero en los casi cuatrocientos escritos que se han publicado ya en los tres libros, hubiera llevado una vida muy agitada. ¿No crees?
A la hora de escribir Abriendo ventanas ¿qué dificultades te has encontrado y qué te ha resultado más sencillo?
Me hacen esa pregunta con frecuencia y, a veces me da apuro confesar que la escritura no sólo no me resulta difícil, sino más bien un alivio.
Descansar sobre el papel, las ideas que me salen al encuentro.
Es verdad que soy poco disciplinada y no llevo un ritmo de trabajo constante.
Pero cuando me siento ante el ordenador me abstraigo de la realidad y entro en otra creada por mí.
¿Hay algún género que te gusta leer habitualmente o sobre el que te gustaría escribir?
Yo soy una lectora todoterreno. Busco calidad, el género me importa poco.
Desde siempre he leído mucha historia. Bien en ensayos o novelada. Me apasiona lo que se gestó de fechas o batallas. Me encanta leer sobre cine, una de mis pasiones. La novela de misterio, no la negra… Todo depende del momento y de mi estado de ánimo.
La narrativa ligera viene en ocasiones bien. Mi hijo quiere que escriba una saga nórdica, pero no me veo para nada hablando sobre los vikingos. Iré escribiendo sin meta. Lo que empuje para salir desde mi interior
¿Tienes alguna costumbre o metodología a la hora de ponerte a escribir?
Soy bastante anárquica. Me gusta estar sola, en silencio. Y, siempre lo digo, suelo cerrar los ojos para poder visualizar sobre lo que escribo. Soy una protagonista más de la escena narrada.
Tus dos anteriores obras han tenido una gran acogida entre el público, y podemos decir que tienes una importante cantidad de seguidores que siguen tus escritos. ¿Qué les dirías, tanto a los lectores habituales como a alguien que nunca haya leído un libro de Carmen S. Caraballo, para que se llevasen el libro a casa?
Les diría lo que digo en mis firmas en las librerías. Mis libros emocionan, nos hacen viajar a través de nosotros mismos. Están llenos de sentimiento y conmueven.
No son libros que se agoten en una única lectura. Al contrario, hay que leerlo despacio y releerlos en cualquier momento.
Si no recuerdo mal, ya tienes un cuarto proyecto literario en marcha. ¿Puedes adelantarnos algo sobre él?
Tengo un cuarto y un quinto, ja, ja.
El cuarto va a suponer un giro radical. Nada que ver con mi trayectoria hasta ahora. No quiero dar pistas, pero me lo estoy pasando muy bien con él.
¡Sorpresa! y… todo un reto.
Eres de las autoras que más se mueven a la hora de promover sus obras. ¿Tienes algún itinerario de firmas o presentaciones que puedas compartir con los lectores que quieran llevarse un ejemplar tuyo firmado?
Durante el 2022 y lo que llevamos de este año he viajado mucho. Estos últimos meses me he dedicado a Andalucía porque tengo bastantes seguidores en Instagram que me lo pedían y yo estaba deseando conocerles.
Ahora toca descansar tras la jornada en la Feria del Libro de Madrid y después del verano retomaré la carretera para dar a conocer al recién llegado, Abriendo ventanas. Todavía están las fechas por fijar. Lo iré anunciando en RRSS.
¡Muchas gracias por tu tiempo, Carmen, ¡te deseamos un nuevo éxito con la publicación de Abriendo ventanas y esperamos ver pronto tu nueva obra terminada!
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