Entrevista a Francesca Montaraz, autora de «La cacería de Akbar»

Buenos días, Francesca. Cuéntanos un poco acerca de ti.

Hola, Buenos días. Encantada de hablar con vosotros.

Un poco acerca de mí.  Me crié en Madrid, que no es la ciudad más bonita del mundo, pero que está llena de jardines. Adoro pasear por los jardines cuando no están concurridos. En ellos, me pasaba horas leyendo cuando era jovencita. Después estudié Filología Hispánica y pude viajar a muchos países para enseñar español. La pasión por la lectura, por los viajes, y mi fascinación por la naturaleza son los tres aspectos que han definido mi existencia hasta ahora. También la maternidad es algo muy hermoso. Siempre tuve claro que no iba a ser madre, pero cuando finalmente decidí tener a mi hijo, solo entonces, conocí el amor real, incondicional, ese del que no se espera nada a cambio.

¿Cuáles fueron tus inicios en la escritura?

¿Cómo empecé a escribir? ¡Hace ya tantos años! Lo que sí recuerdo es tener papelitos en el bolsillo en las clases de primaria, en los que apuntaba lo que iba viendo, lo que me pasaba en el recreo, lo que pensaba de mis compañeros y profesores. Luego ya en casa lo ordenaba todo en un cuadernillo verde que alguien me había regalado durante un cumpleaños. Y tiempo después, llegó la adolescencia, y con ella, ese bullir de sentimientos contradictorios. Fue en ese periodo, claro, cuando descubrí la literatura seria. Y desde entonces no he parado de escribir.

¿Qué escritores tienes como referentes?

Muchísimos, pero a los que más admiro son Poe, Borges, Cortázar, Valle-Inclán, Baudelaire, Walt Whitman, García Márquez, Proust… ¡No podría parar!

¿Qué géneros te gusta leer y escribir habitualmente? ¿Te planteas aventurarte con otros diferentes?

Me gusta mucho el relato corto. También la poesía. Sí que me he aventurado ya con una novela. Ahí está: llamando mi atención a menudo. Pero cada vez que me pongo con ella, ocurren nuevas situaciones; los personajes van cambiando y parece que ellos mismos se desarrollan y se relacionan “sin mi permiso”. Intento acabarla, pero cada vez se va alargando más y más. Vamos a ver hasta dónde llega.

¿Cómo definirías tu estilo?

Depende del tipo de relato. A veces escribo de una manera directa y con un lenguaje sencillo, mejor dicho, “aparentemente sencillo”. Otras veces mi prosa puede ser muy poética y algo complicada.

¿Qué van a encontrar los lectores en La cacería de Akbar?

Van a encontrar relatos ambientados en lugares reales, cuyos personajes atraviesan una fase de descubrimiento o desencanto. Otros se sitúan en parajes indefinidos, en los que se va deslizando otro mundo paralelo de irrealidad que invade sus vidas cotidianas hasta que los transforma completamente.

Nos encontramos ante una colección de relatos. ¿Cuál es el tema que los une?

El libro es una colección de doce relatos. Cada uno de ellos es único. Las temáticas son diferentes, pero sí que puedo adelantar que el tema de la sincronicidad –esa especie de casualidad extraña y fatal– abunda en varios de ellos. También el despertar de los instintos. Las decepciones y las ilusiones que mueren lentamente son también temas recurrentes.

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Escribir es un proceso en el que se deja una parte importante de uno mismo. ¿Qué hay de personal en La cacería de Akbar?

Hay mucho de mis viajes y mi forma de observar los lugares. Cuando viajo, veo a muchas personas a mi alrededor haciendo fotos y más fotos. Yo prefiero sentarme en un rincón y empezar a imaginar una historia, algo que podría haber ocurrido allí en ese mismo lugar. Por ejemplo, el primer relato se me ocurrió en una visita a Fahtepur Sikri, una ciudad que fundó Akbar en el siglo XVI, no muy lejos del Taj Mahal. Recuerdo que había un guía muy parlanchín que explicaba muchas anécdotas a los turistas. Yo preferí apartarme e inventar mi propia historia sobre ese emperador, que, según después descubrí investigando sobre su vida, fue una persona muy interesante.

En todos mis relatos, de cualquier manera, siento una gran comprensión por mis personajes, incluso por los que se comportan canallescamente. No los mimo, ellos son como son: con sus luces y sus sombras. Como, en realidad, somos todos. 

A la hora de escribir tu obra, ¿qué dificultades te has encontrado y qué te ha resultado más sencillo?

A la hora de crear no encuentro dificultades, porque solo escribo cuando la historia en sí misma me llama, y yo me dejo llevar por ella. Cuando llega esa oleada de sentimientos, ideas, imágenes… lo dejo todo y me pongo a escribir. Si no estoy en casa, tengo mi libreta y mi bolígrafo. Me paro en algún café, o en algún banco de la calle, y le voy dando forma. De camino a casa lo voy estructurando mentalmente, y en cuanto me siento en mi escritorio ante el papel, todo va fluyendo poco a poco. Pero hay épocas en las que no escribo nada. No porque se me agoten las ideas. Simplemente pierdo la capacidad de plasmarlas como yo quiero. Todo se mezcla absurdamente y se desordena.

¿Qué le dirías a los lectores para que decidan llevarse a casa La cacería de Akbar?

Este libro se lo dedico a las personas que disfrutan leyendo un buen relato corto. Estoy segura de que estos no les van a decepcionar. Cuando escribo, soy muy perfeccionista y solamente acabo un relato cuando sé que está bien escrito.

¿Tienes algún nuevo proyecto literario en marcha?

Sí tengo otras dos colecciones de relatos, aún sin publicar, un poemario también inédito, y esa novela cuyos protagonistas no me permiten que termine sus historias.

¡Gracias por todo, Francesca, y te deseamos mucha suerte con el lanzamiento de La cacería de Akbar!

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