Como ya hemos comentado en otros posts, publicar un libro conlleva una gran responsabilidad, y es una carrera de obstáculos que, si no se es constante, puede acabar fracasando. No pierdas detalle de nuestros posts sobre cada fase de la autopublicación.
Una vez nos atrevemos a acabar la aventura de escribir y nos lanzamos a publicar, como editores de nuestro propio libro debemos conocer de primera mano los pasos a seguir en este proceso. Uno de estos pasos ineludibles es la corrección ortotipográfica, que permitirá a la obra liberarse de erratas y fallos, y conseguir una gran calidad editorial.
Los errores ortográficos no siempre se producen por desconocimiento del autor de las normas lingüísticas, sino también por las prisas a la hora de escribir, la atención en el contenido más que en la forma, etcétera.
Por ello, antes de mandar el manuscrito a cualquier editorial o autopublicarlo es necesario que el mismo autor sea el primer corrector de su obra; es decir, que revise minuciosamente puntuación, ortografía y todos aquellos elementos que tengan que ver tanto con la ortotipografía como con el estilo de escritura.
Muchos libros tienen una portada impresionante y una trama prometedora, pero no olvidemos que lo que realmente cuenta está en el interior, en el contenido, y no podemos descuidarlo. Un buen libro puede perder todo su valor si está lleno de errores y de incorrecciones ortográficas, gramaticales o de puntuación. Los errores en un texto molestan al lector, ya que lo sacan de la lectura y lo distraen. Por eso es tan importante que el escritor se preocupe de ofrecer al lector el mejor trabajo posible y, para eso, se debe hacer una corrección ortotipográfica del texto.
Es increíblemente destructivo para la venta y acogida del libro que tenga errores que habrían podido ser evitados: perder posicionamientos en plataformas, malas puntuaciones y opiniones de los lectores, exclusión en concursos y un largo etcétera.
Algunos escritores prescinden de la corrección por falta de recursos económicos, pero muchos otros lo hacen por orgullo, ya que piensan que una vez el manuscrito está hecho, si lo corrigen manos ajenas ya no es del todo suyo. Si este es el caso, es un pensamiento erróneo y limitador que conduce al escritor a sacar una obra descuidada y sin ‘limpiar’.
¿Qué es y en qué consiste la corrección ortotipográfica?
La ortotipografía es la parte de la ortografía técnica que se ocupa del estudio y aplicación de los principios tipográficos de estética, funcionalidad, legibilidad y eficacia comunicativa en la escritura de un texto con caracteres tipográficos.
La normativa ortotipográfica nació y se desarrolló con la imprenta, por lo que no es solo competencia de las academias de la lengua. El saber ortotipográfico lo establecen también algunas fuentes oficiales e internacionales (como las que afectan a los signos de corrección), pero la mayoría de origen particular y uso restringido (libros de estilo y códigos tipográficos), por lo que generalmente hay cierta disparidad de opiniones, sobre todo en las diferentes lenguas.
La corrección ortotipográfica es la lectura exhaustiva de tu obra para detectar faltas gramaticales, ortográficas, de puntuación, erratas, comillas, guiones… y corregirlas.
Esta corrección la realiza un corrector profesional y es un paso fundamental antes de publicar un manuscrito. Un libro donde se encuentren erratas o faltas de ortografía da una muy mala impresión tanto de la obra, como del autor o la editorial. Durante el proceso de corrección ortotipográfica se aplican al manuscrito los principios de estética, funcionalidad, legibilidad y eficacia comunicativa. La corrección se aplica a todos los elementos textuales de la obra (pies de imágenes, tablas o gráficas, notas a pie de página, índice y bibliografía).
Es importante que la corrección la haga un profesional especializado en el sector, puesto que conoce aspectos como la normalización de ciertos recursos que contribuyen a que la obra tenga un aspecto profesional, para que los lectores lo tomen en serio. Un texto corregido transmite seriedad y demuestra el esfuerzo, la dedicación y el compromiso que su autor ha puesto en él.
Éste se encarga, por un lado, de revisar exhaustivamente todo el texto para encontrar y subsanar los errores como:
Aspectos ortográficos:
- Corrección de errores ortográficos.
- La omisión, la trasposición o el exceso de grafías
- La correcta acentuación de las palabras
- Adecuación de la ortografía a los últimos cambios incorporados por la Real Academia de la Lengua Española: mayúsculas, escritura de cifras, abreviaturas…
- El uso correcto de los signos de puntuación
Aspectos gramaticales:
- Los verbos que exigen preposición o no
- El uso gramatical correcto de gerundios, participios irregulares, imperativos…
- La utilización correcta de los tiempos verbales en español.
- Incoherencias gramaticales.
- Errores de concordancia.
- Queísmo y dequeísmo.
- Laísmo, leísmo y loísmo.
Aspectos tipográficos:
- Coherencia y cohesión de todo el documento en cuanto a tipografía: titulares, subtítulos, párrafos, márgenes, interlineado, justificación, sangrías, espacios entre palabras…
- Negritas, versalitas, cursivas, comillas, subrayado…
- Enumeraciones: unidad en los signos y en las normas empleados.
- Signos gráficos como, por ejemplo, la raya en los diálogos.
- Adecuación entre el índice y el resto del documento: coincidencia en los títulos y en los apartados así como en la paginación global.
- Revisión de la bibliografía según las normas establecidas: ISO, APA…
- Utilización de las citas o notas al pie de página.
- La cursiva en los extranjerismos o cómo introducir anglicismos en un texto y asegurar su comprensión.
En resumen, la corrección ortotipográfica trata de homogeneizar el texto a todos los niveles y de reducir el error al mínimo posible.
Diferencias entre la corrección ortotipográfica y la corrección de estilo
En el mundo editorial suele decirse que una corrección de estilo es conveniente pero que una revisión ortotipográfica es obligatoria. Pero, como autores de nuestra obra deberíamos conocer a fondo las diferencias entre ambos tipos de correcciones.
La corrección ortotipográfica no incluye una revisión de la estructura ni coherencia del texto, como es el caso de la corrección de estilo.
La corrección ortotipográfica se centra en:
- Detectar y corregir las faltas de ortografías, guiándose por las normas establecidas por la Real Academia Española: uso de tildes, abreviaturas, símbolos, guiones de diálogos, mayúsculas, escritura de cifras, magnitudes, etc.
- Uniformizar el texto, estandarizando criterios en relación a cursivas, comillas o negritas.
- Lo ideal es realizar dos correcciones ortotipográficas. Primero sobre el manuscrito original y, más tarde, sobre el libro ya impreso, para corregir matices o erratas; paginación, blancos, páginas viudas, márgenes, saltos de línea, etc.
- Revisión del índice y su correspondencia en la obra.
Por otro lado, se realiza una corrección de estilo, muy diferente a la corrección ortotipográfica, destinada a la mejora y enriquecimiento del texto, así como a una ‘limpieza’ y una revisión de la estructura y la coherencia gramatical. También supervisa la correcta elección de los términos empleados, la exactitud de las ideas expresadas, crea un estilo homogéneo en el conjunto del texto y buscar mayor riqueza expresiva.
Estos son algunos de los errores que subsana la corrección de estilo:
- Ambigüedades involuntarias.
- Oraciones confusas o erróneas
- Lagunas oracionales
- Términos incompletos o innecesarios
- Concordancias
- Puntuación errónea
- Errores léxicos
- Redundancias y cacofonías
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En ViveLibro contamos con un equipo profesional de correctores, con una dilatada experiencia en el sector editorial, que conocen a la perfección todos los aspectos a corregir en un proceso de este tipo.
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